Tu web puede ser mejor, es seguro casi al 100%.

A no ser que acabes de publicarla y hayas cuidado todos y cada uno de los muchos aspectos relativos a su funcionamiento, posicionamiento, conversión, contenido, diseño, etc… habrá varias áreas de mejora que siempre puedas abordar en tu página de empresa.

Quizá estás usando tecnologías obsoletas, o puede que no cumplas todas las directrices actuales del SEO; a lo mejor no es completamente responsive, no refleja fielmente los productos o servicios que vendes hoy, o no está convirtiendo como debiera.

En general, a la hora de diseñar tu página web o refrescarla, son estos elementos imprescindibles los que casi todos tenemos en cuenta, porque son importantes a la hora de mejorar el rendimiento y posicionamiento de nuestro site: el diseño, la tipografía, la usabilidad, el tiempo de carga, las keywords para el SEO…

Sin embargo, la mayor parte de las webs se construyen o reconstruyen sin tener en cuenta el que quizá es el único aspecto que de verdad importa en los negocios y que deriva de la suma de todos esos aspectos y algunos más: la conversión.

Si no lo hace, no está funcionando como debiera.  Y además de los aspectos técnicos, hay cinco elementos que conviene revisar desde el punto de vista del contenido para que nos ayuden a que nuestra página funcione mejor y, sobre todo, venda mejor.

contenido web

1. Simplifica tu presentación

Como empresa, cuando construimos una web para presentarnos ante el mundo, casi todos caemos en la trampa de hablar casi en exclusiva de nosotros. Es lógico, ¿no? Tenemos que contar lo que hacemos y lo buenos que somos.

En la mayoría de las webs hablamos demasiado desde nuestra perspectiva, adornando además en exceso nuestro mensaje. Usamos palabras y expresiones que creemos que elevan lo que hacemos y que cautivarán a nuestras audiencias: excelencia, impacto, creatividad, calidad, Premium… son lo que en el mundillo se conocen como buzz words, palabras de marketing que hacen mucho ruido, pero que no significan nada en la mente de quien nos lee.

Algunas webs abruman al cliente con todo tipo de informaciones sobre la empresa, su historia, lo profesionales que son, su gran expertise o las valoraciones que otros clientes hacen sobre su excelente trabajo. Todas estas cosas solo son relevantes para nuestros clientes en relación con su problema. Si no ha quedado claro rápidamente si les podemos ayudar y cómo, todo este esfuerzo ‘pavo real’ no tendrá resultados. Para vender a nuestros clientes, debemos hablarles a ellos y de ellos. Lo primero que necesitan saber al entrar en nuestra web es a qué nos dedicamos, si resolvemos alguno de sus problemas.

Por eso, la cabecera o la home de nuestra web debe contener tres puntos clave que expliquen rápida y sencillamente para qué estamos aquí: qué hacemos, cómo les sirve eso a posibles clientes y qué deben hacer para conseguirlo. Quizá en una primera ocasión no nos compren, pero desde luego no cerrarán la web inmediatamente -si están buscado un servicio como el nuestro- por no saber a qué nos dedicamos o aburrirse terriblemente leyendo sobre nuestros fabulosos logros.

Esos tres puntos (qué ofrecemos, por qué es útil para el cliente y cómo se consigue lo que hacemos) explicados de forma sencilla situarán a nuestro visitante en posición de saber más y avanzar en nuestra propuesta. Aquí debemos empezar a constreñir el embudo hacia la venta o el contacto, por lo es imprescindible que incluyamos una llamada a la acción como guinda del pastel.

2. Explica los riesgos

Una vez que hemos explicado lo que hacemos y por qué es relevante para nuestros clientes, es importante que en algún destacado de nuestra web hagamos reflexionar a nuestro visitante sobre lo que perderá si no se decide por nuestra oferta. El riesgo de no hacer negocios con nosotros está directamente relacionado con la propuesta de valor: si lo que ofrecemos es mejor calidad que la competencia, más prestaciones, mejor precio, mejor servicio, más conveniente… debemos recalcarle a nuestro cliente que tiene un problema y que lo seguirá teniendo si no deja que le ayudemos. Sin pasarnos de negativos o dramáticos, podemos incluso usar el famoso FOMO (Fear of Missing Out) a través de ofertas especiales o descuentos para animar a nuestro cliente a comprar o contactar de forma inmediata.

 

3.  Traza un buen plan

El cliente ya sabe lo que hacemos, cómo le podemos ayudar y qué perderá si no nos contrata. Es momento de contarle nuestro plan de acción, nuestro proceso. Se trata de explicar en la web –en unos sencillos pasos–, lo que ocurrirá cuando contacte o compre nuestro producto o servicio. Debemos resolver las dudas que pueda tener y explicarle cómo se aplican nuestras soluciones a su caso concreto. Cuanto más sencillo parezca, más inclinado se sentirá el cliente a contar con nosotros.

4. La propuesta de valor

Al desplegar nuestra propuesta de valor debemos seguir teniendo como foco al cliente: explicarle cómo nuestro producto o servicio resolverá su problema, usando todas las palancas clásicas para construir propuestas de valor. Aquí podemos extendernos explicando características, condiciones, extras, pero siempre desde el punto de vista que pueda interesar a quien nos lee.

Debemos pintar a nuestro posible cliente el cambio que le espera cuando nos compre, no solo con palabras, sino que también podemos apoyarlo con imágenes. Nuestra propuesta también debe contemplar y responder a las objeciones que nuestro cliente pueda tener para decidirse finalmente por nosotros sin extendernos innecesariamente.

Es bueno asimismo que repensemos nuestros textos para quitar copys innecesarios y ruido, mostrando al cliente solo lo que tiene valor para él. Las secciones que no funcionen o no sean visitadas en tu web sobran y distraen. Quítalas  -si son imprescindibles o aportan valor a ciertos perfiles-, llévalas al footer: siempre habrá quién las busque para saber más.

5. Llamadas a la acción

Sorprendentemente, muchas webs no contienen suficientes llamadas a la acción que permitan a los clientes comprarnos o contactarnos fácilmente. No se trata de poner cien botones de contacto en una web, pero sí los suficientes call to action en cada fase de tu web (inicio, riesgos, plan, propuesta de valor…) para que el cliente pueda llamarte, escribirte o comprarte en ese momento si lo desea. En función de lo que vendas, también puedes incorporar un lead generator en forma de ebook-gratuito, descuento u oferta por dejar su contacto.

Analiza tu site y prueba estos cambios. Una página web debe ser una herramienta viva de venta para tu negocio, en constante mejora y ajuste para adaptarse a lo que tus clientes buscan. Por eso, tu web puede ser mejor, es seguro casi al 100%. La mía también.

Una colaboración de Hiru Estudio