La Feria Internacional de Turismo 2018 volverá a reunir a muchos, esta vez lo hará en una locación muy especial, Cayo Santa María. Esta será la edición número XXXVIII de la Feria Comercial del sector que es, quizás, el más exitoso de la economía cubana en estos momentos.

Tres fueron las apuestas del gobierno cubano para enfrentar la peor de las crisis vividas por Cuba en el siglo XX, aquel llamado “período especial”: el turismo, que proveería recursos monetarios frescos, imprescindibles para sobrevivir cuando ya el mercado soviético no existía más; la biotecnología, que era la gran apuesta al desarrollo futuro y la recuperación y expansión de la producción nacional de petróleo, imprescindible para evitar la parálisis del país, en momentos en que el principal y casi único suministrador a precios muy asequibles para Cuba – la URSS – ya había dejado de existir.

Más de veinte años después, habría que decir que los tres, unos con más brillo que otros, pero sin dudas los tres, cumplieron con esas expectativas. El petróleo alcanzó la cota de 4 millones de toneladas  y la ha mantenido por más de diez años, la farmacéutica biotecnológica ha logrado productos de alta tecnología competitivos a escala internacional y un monto considerable de ingresos por exportaciones y el turismo internacional, que a mediados de los años ochenta apenas podía decirse que existía, es hoy probablemente el segundo sector en ingresos brutos y exhibe tasas de crecimiento de dos dígitos en arribos de visitantes. Es cierto que hay mucho que mejorar en todos ellos, pero hay que ver también la luz.

Sin embargo, de los tres, el turismo tiene una historia especial. A riesgo de omisiones y seguro que de algún error involuntario, haremos una breve historia de este sector renacido de las cenizas allá por los años ochenta.

Hotel Nacional de Cuba, una gran historia ligada al turismo de antes y de ahora.

Cuba fue el principal destino turístico de todo el Caribe en la década del cincuenta del siglo veinte. Una combinación perfecta de cercanía a los Estados Unidos, una capital, La Habana, con una infraestructura muy moderna para aquellos tiempos, la existencia de prácticamente un puente aéreo entre Cuba y Estados Unidos, un servicio regular diario de Ferrys con pasajes relativamente muy baratos, el interés desmedido de varias familias mafiosas norteamericanas y su alianza con el dictador Fulgencio Batista (Lucky Luciano llegó a ser casi su  “asesor” para el desarrollo del Turismo en Cuba) se combinaron para hacer de Cuba el paraíso de los juegos de azar y de la prostitución, todo ello mezclado, hicieron que el alrededor del 35 % de todos los turistas norteamericanos que visitaban la región llegaran a Cuba. Era un turismo de “fin de semana”, de ciudad, de “placer”. Aún el producto “sol y playa” no era muy apreciado en  el mundo del turismo, aún nuestras playas no eran el principal atractivo turístico del país.

El triunfo de los “barbudos” lo cambió todo. El enfrentamiento entre Cuba y los Estados Unidos determinó que Cuba perdiera su principal y casi único mercado emisor, pero también determinó cambiara drásticamente el concepto mismo del turismo. Las playas se hicieron públicas, las razas se juntaron todas en el mar y la arena y el pueblo todo se convirtió en el principal y casi único turista. “Conozca a Cuba primero y al extranjero después”, ese fue el slogan promocional de ese nuevo turismo[1].

En los años setenta se construyeron hoteles en todas las provincias, con diseños  y tecnologías para nada ajustados a los estándares internacionales de aquellos tiempos, tampoco lo era el servicio que se prestaba. Luego, aparecieron los primeros turistas internacionales, provenientes de los pases socialistas y más tarde, los turistas canadienses descubrieron Varadero. Para esa época no más de un cuarto de millón de turistas internacionales disfrutaban del “producto turístico cubano”.

En 1988 se crea la primera empresa mixta entre la empresa cubana CUBANACAN y el grupo mallorquín Meliá y unos años después se inaugura el primer hotel de esta nueva era del Turismo cubano. De entonces a ahora hoteles y compañías extranjeras junto a compañías cubanas han logrado crecer hasta más de 60 000 habitaciones y casi 4 millones de turistas internacionales.

El renacimiento del sector turístico cubano ocurrió bajo condiciones externas muy difíciles. Lejos de los estándares internacionales, con una infraestructura débil, sin una cultura de servicios adecuada, compitiendo en desventaja con los principales destinos turísticos del Caribe, México y Centroamérica, en un país bloqueado por Estados Unidos, sin acceso al mercado norteamericano, enfrentando una propaganda adversa (un país “comunista”) y con fuertes obstáculos y resistencias internas, que durante muchos años quiso enclaustrar a los turistas en los hoteles, evitó que los cubanos accedieran a los mismos y percibió la expansión del turismo como un “ataque” a los valores creados durante décadas.

Un sector de gran potencial

Hoy está conceptuado como un sector estratégico, ha aprendido que el turismo nacional es una fortaleza y realiza ferias de ofertas para los turistas cubanos, mantiene relaciones con decenas de compañías extranjeras en diferentes formas de asociación y de negocios, ha entendido perfectamente que el sector no estatal (habitaciones, hostales y restaurantes) son parte de sus fortalezas y compite, todavía en desigualdad  de condiciones, con los otros destinos del Caribe, Centroamérica y México.

El turismo ha sido un sector exitoso, celebrará en unos días FITCUBA 2018 y nadie duda hoy de que sigue siendo de los sectores de mayor potencial de crecimiento en la economía cubana. Su potencial de encadenar industrias nacionales y captar inversiones extranjeras está, todavía, apenas aprovechado y su contribución al desarrollo del país puede ser, sin dudas, mucho mayor.

[1] Según el Profesor Miguel Alejandro Figueras, 2000 visitantes arribaron a Cuba en el año 1970.

Fotos: Roberto Ruiz Espinosa.