La pandemia por coronavirus hizo visible el potencial absolutamente inexplorado del comercio electrónico en Cuba y su demanda, que demostró vitalidad con creces. Da igual si estás dándole vueltas a la idea de incorporar la venta online a tu esquema de negocios o si solo eres del grupo que espera comprar luego de par de clics, aquí te contamos por qué todos ganan con las posibilidades del comercio electrónico.
El comercio electrónico ya registraba un crecimiento sostenido en el mundo antes de la crisis por Covid-19. Para inicios de 2020 era considerado uno de los sectores que más dinero movía en todo el planeta. Pero, ¿de qué va realmente el comercio electrónico? ¿Por qué ahora es una de las combinaciones de palabras más escuchadas en Cuba? ¿Qué y quienes ganan?
Con media humanidad encerrada, el comercio electrónico, o lo que es lo mismo, las transacciones comerciales de compra y venta de productos o servicios utilizando internet y las nuevas tecnologías se dispararon a nivel global. En Cuba el alza drástica de la demanda hizo colapsar un sistema casi recién estrenado, la plataforma tuenvío.cu, lo que mostró debilidades aún sin solución.
La pandemia reforzó la necesidad de aprovechar las ventajas de esta modalidad de comercio. Probablemente, si antes del nuevo coronavirus hubiésemos intentado enumerar esas ventajas, comenzaríamos por otro punto, pero hoy, la lista inicia necesariamente por la seguridad que supone adquirir productos y servicios con unos clics y sin moverte de tu espacio seguro. Hay más ventajas, pero antes hagamos un poco de historia.
El loco-cuerdo a imitar en el e-commerce
Aunque pareciera, al menos en el contexto cubano, que el comercio electrónico es algo muy novedoso, tiene más de cuatro décadas de evolución. Se reconoce 1981 como año clave, porque entonces tuvo lugar la primera transacción comercial que usó Internet. La compañía Thompson Holidays conectó por primera vez a todos sus agentes de viajes a la red para que pudieran acceder a los productos disponibles en tiempo real. Ese fue el primer paso.
Otro gran hito fue la aprobación por la NSF (National Science Fundation) del uso de internet con fines comerciales en 1991. Luego, en 1994, vino la fundación de la primera empresa enfocada, exclusivamente, en la venta electrónica. Se llamó Cadabra. Al año siguiente esta empresa cambió el nombre por Amazon y ahora sabemos que se trata de uno de los emprendimientos más exitosos de la historia del comercio electrónico.
Amazon comenzó siendo una librería online y luego incorporó todo tipo de productos. Hoy es un referente mundial como modelo de negocio. De seguro el fundador, Jezz Bezos, debió sortear muchos obstáculos y es fácil imaginar las caras de quienes entonces lo tildaron de loco. ¿Cómo iba a ser rentable un negocio sin tienda física, sin empleados de un lado para otro en ese punto de venta tradicional, sin grandes almacenes…?
En el año en que se fundó Amazon solo eran 16 millones de usuarios y la penetración de internet solo alcanzaba un 0,4 por ciento. Sin embargo, 2019 cerró con una penetración mundial de un 55% y nada menos que 4.131 millones de usuarios. Un reporte de Hootsuite asevera que en este 2020 ha aumentado el uso de internet con 4 450 millones de usuarios, 298 millones más que en 2019, aún sin terminar el año.
A esta altura ya sabemos quién era el cuerdo.
E-commerce: ventajas para empresas grandes y pequeñas
No solo las grandes marcas encuentran en el comercio electrónico una vía para llegar a nuevas audiencias, los pequeños emprendimientos y las llamadas PYMES, descubren nichos de mercados que solo existen online y que en muchos casos se ajustan mejor a sus objetivos.
Es cierto que hay diferencias notables entre lo que conocemos como comercio a secas y el modelo de e-commerce o comercio electrónico. Este último depende de la penetración de internet y del desarrollo de herramientas informáticas, dos razones por las que el comercio electrónico en Cuba tiene un atraso notable. Pero en los últimos dos años el acceso a internet en Cuba ha crecido considerablemente y nos viene bien tener claros los beneficios para las empresas, más allá de la nueva normalidad a causa del Covid-19.
- Ampliación de los públicos: Ya no se trata de quienes pueden llegar a la tienda, sino que en cualquier parte de la isla o del mundo podrían ver los productos. Si garantizas el proceso de envío, puedes realizar una venta. Desde tu tienda online o cuentas en redes sociales puedes conseguir clientes. En Burundi o en Isla de la Juventud puedes tener un comprador.
- Atención 24 horas: Una tienda virtual puede atender público las 24 horas, independientemente del lugar en el que se encuentre el usuario. De hecho, uno de los pilares del comercio electrónico es la atención al cliente, para suplir la desventaja que supone para el comprador no poder tocar la mercancía, probarla, etc. La retroalimentación, interacción y la respuesta a todas las preguntas, dudas o quejas de los usuarios deberán estar cubiertas en el menor tiempo posible.
- Reducción de los costos de inversión: No se necesita invertir en tienda física, el número de empleados es menor, te ahorras los costos de administración, mantenimiento o grandes inventarios. Incluso, la inversión en publicidad con las herramientas de marketing digital será mucho menor que la publicidad tradicional.
¿Qué ganan los clientes de productos y servicios online?
- Como habíamos mencionado al inicio, ahora mismo, permanecer seguros ante la amenaza del coronavirus y acceder a los productos y servicios que necesita.
- Evitarse largas colas. En Cuba este aspecto es vital, aliviaría en algo las filas kilométricas en medio del desbalance entre oferta y demanda.
- Facilidad para comparar precios. A nivel mundial las ofertas son tan amplias y variadas, que los motores de búsqueda te permiten filtrar por precio, lo cual beneficia una decisión de compra basada en posibilidades reales, si se trata de una compra por necesidad.
- Posibilidad de comprar en lugares muy lejanos de su ubicación actual. Si para el vendedor se trata de ampliar sus públicos, para el cliente también se trata de borrar la barrera geográfica. Un habanero podría comprar uno de los famosos cucuruchos de Baracoa con solo dar un clic, incluso desde otro país lo podrían hacer, siempre que estuviera garantizada la logística para hacer la entrega.
- Todo en uno: A diferencia de los mercados físicos, el usuario puede tener la mayor cantidad de productos a la vista. No hay anaquel o estantería que se quede sin espacio, el reto está en ordenarlo todo de manera que la compra sea intuitiva y fácil.
Retos del comercio electrónico en Cuba
Para un exitoso modelo de negocios de comercio electrónico en Cuba hay que estudiar y comprender muy bien a los consumidores, sus realidades. Esta modalidad de comercio requiere un dispositivo electrónico, computadora, tablet, o celular y conexión a internet. Si bien es cierto que Cuba ya cuenta con más de 6 millones de líneas móviles, no todos los dispositivos que circulan en el país se conectan a la red. Aunque una buena noticia es que los reticentes a las nuevas tecnologías han debido al menos abrir la mente a esa posibilidad. No se trata de millenials, con el coronavirus todos los grupos etarios han debido ponerse manos a la obra, aunque en Cuba sin mucho éxito.
Por otra parte, la logística de entrega en el e-commerce tiene que funcionar como reloj suizo y estamos en Cuba. Esa es una asignatura pendiente para los incipientes proyectos en marcha. Llueven las críticas en ese aspecto (y en otros) y se ha ganado incontables memes en las comunidades de internautas cubanos en redes sociales.
La eficiencia de las entregas rápidas a los hogares, la gratuidad de los servicios de envío y la flexibilidad de horarios que se ajusten a disponibilidad del cliente son variables muy valoradas por usuarios de otros países. Un 49, 8 % de los españoles, por ejemplo, podría considerar razonable que su compra tardara tres días en llegar, si se tienen en cuenta estos elementos, según un informe de Observatorio Nacional de las Telecomunicaciones y de la Sociedad de la información Ontsi – Red.
E-commerce #HechoEnCuba
A esta altura, podríamos sacar dos conclusiones muy claras.
Primero, el comercio electrónico en Cuba debe continuar su avance en busca de estándares internacionales y de satisfacción de la demanda. En la era de los combos y de tiendas online que, si acaso pueden procesar de 200 a 300 solicitudes diarias, queda mucho, muchísimo, trecho por recorrer.
Segundo, tanto vendedores como consumidores obtienen beneficios nada despreciables en la nueva normalidad y una de las más importantes, es la protección de su salud.
Ahora más que nunca necesitamos acelerar el proceso de adopción de la capacidad digital y asumir con agilidad las nuevas formas de comunicar. Cuando en febrero de 2020, durante la 1ra #EBMTalks, Alejandro Estévez, Co-Fundador & Ceo de Wink TTD, nos hablaba en La Habana sobre que vivíamos “un período intermedio en el que los dogmas antiguos mueren”, no podíamos imaginar lo que vendría. Es probable que el coronavirus esté siendo el mazazo final y ya no se trata de una tendencia aquella relación entre consumidor y tecnología, sino de una urgente necesidad.
Los datos globales y las nuevas cifras de penetración de internet en Cuba apuntan a las potencialidades del comercio electrónico, un escenario en el que la isla intenta insertarse a toda prisa. Si se mira bien, son millones de compradores dentro y fuera que, con y sin pandemia, podrían acceder a productos y servicios o, lo que es lo mismo, a la satisfacción de necesidades con solo un clic.