Como cada febrero, la Feria Internacional del Libro atrajo a miles de cubanos al complejo Morro-Cabaña, una antigua fortaleza militar —incluida en la lista de Patrimonio de la Unesco—que desde 1982 se ha erigido en bastión de la cultura. Esta vez, superadas algunas insatisfacciones de otras ediciones, el libro volvió a reinar y uno de los eventos culturales más importantes de Cuba ganó en calidad y reafirmó su poder de convocatoria.

Obsesionados por la cultura de este país para el que en EBM trabajamos codo a codo junto con el Ministerio correspondiente, nos fuimos a desandar los adoquines de la Cabaña, a husmear en los rostros de los niños, a captar imágenes de familias… porque este es un evento familiar. Salimos a preguntar a los hacedores, a buscar esencias de una feria con gran tradición y, sobre todo, pensada para fomentar una necesidad de país: el hábito de la lectura. Cuba es una isla con autoestima de continente porque privilegia los contenidos y entendió hace mucho que leer es crecer. Cuba se inspira y se escribe a sí misma.

Así, por ejemplo, Enrique Pérez Díaz, autor de numerosos libros y miembro del comité organizador de la feria, accedió al asalto de EBM, justo frente al espacio dedicado a las editoras territoriales, y compartió algunas de sus impresiones:

“Hemos privilegiado la presencia de  los editores nacionales y que algunos internacionales de gran calibre tengan una gran visibilidad. Es por eso que casi todas las editoras nacionales, especialmente los 7 sellos del Instituto Cubano del Libro, están en la cabecera de los stand.  Afortunadamente, este año han salido muchos más libros. La poligrafía, a pesar de las dificultades, ha hecho un esfuerzo notable para cumplir con el plan editorial. No se llegó al inicio de la Feria con toda la producción terminada;  se han ido incorporando y se ha avanzado mucho en esto.

Se ha tratado de que sea una Feria más culta en muchos sentidos, sin dejar de ser popular. Por ejemplo, se eliminaron los grandes conciertos que creaban aglomeraciones y que son muy masivos, pero no tienen que ver con una feria del libro; lo sustituimos por una peña de trova y poesía. En las mañanas ha estado, en el parque de los laureles, un grupo de poeta, comandado por Basilia Papastamatíu,  y por la tarde un grupo de trovadores comandados por Marta Campos.

Se han evaluado los proyectos culturales, incluso de expositores privados que han venido a la Feria con propuestas de juegos, de pasatiempos, de juegos interactivos y de vídeos inspirados en obras literarias y eso le da otro matiz cultural a la feria.

La feria tiene una programación muy amplia que se ha desarrollado tanto aquí como en las sedes del Vedado que también se han potenciado y eso también ha contribuido a que de un panorama general de cómo es la cultura en Cuba, sobre todo en el área de la edición y de la literatura.

Creo que está siendo una Feria mucho más visualizada en lo que queremos destacar de ella., apuntó Enrique.

Para la poetisa y autora para niños Teresa Melo, de la Fundación Caguayo, “uno de los valores más importantes de la Feria, aparte de convocar a la familia, es el de fomentar el hábito de la lectura”.

Orgullosa, comentó de su proyecto comunitario en Santiago de Cuba y del libro que trajo en páginas de la editorial valenciana Selvi.

“Tengo un proyecto en mi comunidad, en Santiago, que se llama Casa Cultural, básicamente una biblioteca de préstamo comunitario. Mi reparto urbano es nuevo, se hizo después del paso del huracán Sandy y todavía no tiene instituciones culturales. Comprendí la necesidad de que ahí estuviera representada alguna institución, aunque es en mi casa, con mi propio tiempo y con mis libros y los de mi hija. Aunque no podamos formar a todo el mundo en el gusto por la lectura, pienso que mientras vamos de uno en uno podemos hacer una gran multitud.

Asumiendo el libro como un contenedor de valores, la parte que más tratamos de cuidar en los niños, cuando creamos, es el hábito de leer en edades tempranas; así, difícilmente se aparten de la lectura cuando son adultos. La fundación Caguayo, en la que trabajo, tiene en la feria una serie de libros, pero también trabaja en la comunidad y a nivel más amplio por él hábito de la lectura.”

Precisamente,  Iris Gorostola, la editora ejecutiva de Selvi Ediciones, comentó de las novedades de este 2017 y sobre las esencias de una editorial extranjera pensada para la familia cubana.

“Tenemos unas colecciones didácticas: aprende y colorea, juega y aprende, caligrafía… la otra parte es de libros de narrativa, poesía o interactivos que pueden tener cuquitas, pegatinas… pero destinados a los niños. Además promueve a autores cubanos, desde Miguel Barnet, que nos dio su colección de akeké y la Jutía —que es un libro del año 1967 y que hemos publicado por partes con diseños nuevos—, hasta Elaine Vilar, joven autora. Trabajamos mucho con la Asociación Hermanos Saíz”.

Por su parte, Muiño  Acosta, comercial de la editorial Unión, muestra orgullo al mirar a su alrededor y saberse en un stand con más de 90 títulos, todos de autores cubanos.

“El evento es muy importante. Ediciones Unión publica libros de un gran nivel y estamos presentes en un evento tan popular como este. Porque va introduciendo al niño, al joven,  en la lectura, ¡aunque a veces te encuentras jóvenes que te preguntan por cada autores…!  que demuestran desconocimiento y no saben de los verdaderos. Pero poco a poco estamos introduciendo su interés por la lectura. A mí me agrada mucho cuando entran jóvenes interesándose y preguntando…

“Aquí hay narrativa, poesía y cuando miras alrededor y encuentras tanto, te dices: Bueno, me parece que estamos haciendo un trabajo interesante”.

 

La Feria Internacional del Libro de La Habana tiene eso que saca orgullo, aunque quienes están al frente del evento buscan más y siguen los resultados de las encuestas diarias.

Uno de los stands con gran movimiento fue el de Arte chef. Allí, enfundados con sus trajes, los miembros de la Federación culinaria cubana no solo proponen los libros que traen, sino que comparten con los posibles lectores recetas y secretos de la cocina cubana. ¿No se dice que los libros también nutren…?

“Para esta editorial lo importante es el rescate de la cocina cubana. Tenemos por ejemplo una receta de la sopita de miel, que es una torreja que no lleva leche, que se hace con melao de caña y guarapo y no se fríe; por tanto es más sana, sin embargo no es conocida. Hay mucho intercambio entre quienes vienen aquí y nosotros, aseguró el chef Carlos Silvio Otero.

Arte chef es otra editorial que colabora con Selvi Ediciones. Este año varios de los títulos en conjunto están nominados a los premios Gourmand World Cookbook Awards, los Oscar de los libros de Cocina.

Luego de nuestro recorrido por la Feria Internacional del Libro y de escuchar opiniones semejantes se confirma que el evento, con su altura y su noble aspiración de contribuir al nivel intelectual de un pueblo instruido, tiene raíces hondas. Como dice en Enrique Pérez Díaz,  la aspiración máxima es que “que cada lector encuentre su libro y cada libro su posible lector”. Así surgen las parejas inseparables de este mundo.

Acabaron las jornadas habaneras. La Cabaña, la Casa de las Américas, el Pabellón Cuba, la Casa del Alba y las sedes de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba y la Sociedad José Martí iluminaron con letras la vida en la capital. Apenas en diez días recorrieron la añeja fortaleza más de  415 000 lectores. Unos 530 representantes extranjeros —incluidos 180 escritores; 30 de ellos de Canadá, el país invitado— de 46 países compartieron con los cubanos esa privilegiada ventana al mar y al libro. Y en unas 900 presentaciones fueron vendidos alrededor de 301 500 ejemplares.

Dedicada al político e intelectual revolucionario Armando Hart Dávalos, la feria rindió homenaje al líder cubano Fidel Castro, cuya impronta se apreció en 24 títulos a él referidos.

Pese a las infaltables tensiones económicas, otra vez Cuba dio al mundo y a sí misma una señal de por dónde van sus prioridades: más de 700 títulos nuevos de 70 editoriales territoriales y nacionales dejaron claro cuánto inspira la lectura.

Ahora La Feria del Libro 2017 viaja a provincias, recorre la  Isla, donde dejará pequeñas las cifras y emociones registradas en La Habana. El 16 de abril, en Santiago de Cuba, cerrará por un año el gran “libro” de esta edición. En lo que llega ese epílogo, es fácil imaginar rostros como los de la capital… un texto amoroso y bien escrito siempre cosecha sonrisas.